domingo, 25 de septiembre de 2011

Ya es cotidiano

Ya es cotidiano decir te amo como saludo, como reconocimiento de la inesperada prolongación de alguna amistad.
Ya es cotidiano conocer personas que se consideran cultas por leer algún libro patético, carente de conocimientos prácticos.
Ya es cotidiano odiar sin ningún motivo aparente, algún argumento convincente; odio por moda.
Ya es cotidiano que discos cuyas canciones se basan en ritmos bailables, pegajosos con pésimas letras encabecen los rankings en ventas.
Ya es cotidiano que las personas deseando ser diferentes a los demás terminen siendo el duplicado de alguna otra.
Ya es cotidiano ver a alguien sentado todo el día en una computadora usando diferentes herramientas para socializar y su verdadera realidad es el contraste.
Ya es cotidiano observar como el nerviosismo consume a una persona cuando se acerca la renta de su teléfono móvil y no posee recursos necesarios para hacerlo.
Ya es cotidiano criticar como pasatiempo, como defensa y más importante para camuflar tus propios defectos.
Ya es cotidiano que nuestros pensamientos se vean disfrazados de apariencias decentes, aceptadas previamente por la sociedad.
Ya es cotidiano que las ideas sean gestadas y abortadas al instante, sin oportunidad de brillar en este plano físico.

Ya es cotidiano leer cosas así, reflexionar un momento y al día siguiente no hacer nada al respecto sobre todo esto, sólo esperar a que todo esto se solucione solo sin nuestro granito de arena, ningún aporte; mientras esperamos nuestra muerte, lo único que tenemos asegurado por parte de esta efímera existencia.

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