miércoles, 21 de septiembre de 2011

Fantasía

Mi día comenzo de manera usual, me desperte a las 7:00 a.m. y me levante despues de mis "5 minutos más" habituales, me acomode el cabello; que había estado perdiendo últimamente como consecuencia del andar del tiempo o el estrés, trato de convencerme que es la primera, me dirigí al baño para el aseo cotidiano y luego observar mi demacrada cara, note que no hacia falta rasurarme ya que lo había hecho anteriormente en el transcurso de la semana —suspiré—, era un alivio debido a que siempre es toda una faena, me cepille e hice algunas gargaras con mi fiel Listerine acto seguido salí rumbo a mi habitación y tome la primera camisa que encontre en el armario, la cual fue la de mi grupo favorito Poets of the fall color negro para mi gusto, y los jeans Chevignon que tenía colocados en la perilla de la puerta, me puse mis preciados Converse grises y partí de mis aposentos.

Mi agenda para el día 02 de octubre estaba en los parámetros comunes, tomar el metro, asistir al curso de Inglés; innecesario ya que me desenvolvía perfectamente en el idioma pero necesitaba un retazo de papel que lo certificase, y arribar a la oficina de mi mamá para ser su asistente de medio turno. Una vida monótona basada en una aburrida rutina más para el montón, pensaba. Lo que el universo no me advirtió es que tenía pensado cambiar completamente mis planes, y vaya ¡De qué manera lo hizo!

Llegue a tiempo para abordar el metro, en el momento que pisé ese bendito transporte mi mirada me fue arrebatada por una extraña, que más que una mera y simple extraña era la perfecta extraña, se originó en mi mente un choque de recuerdos, divergencia y convergencia de ideas disparatadas y algunas otras demasiado cuerdas para la ocasión, pero la cuestión era que nunca nos habíamos encontrado antes y aun así logró causar este alboroto inusual en mí. No tuve el valor de acercarme ni mucho menos hacer algún gesto para atraer su atención sólo me dedique a ser un simple espectador como me acostumbre a ser estos 19 años que he acumulado estudiando la vida.

Los altavoces anunciaron la llegada a la estación, mi parada, al correrse las puertas ella se bajo enseguida con una impaciencia inquietante, aunque sólo pude pensar "¿Coincidencia? No lo creo", así que me decidí a faltar al inservible curso para proseguir a una persecución que marcaría mi existencia de manera radical.

Sus pasos no cedían su acelerado ritmo, parecía como si participaría en algún maratón, pero lo que no había pasado por alto es que yo no era el único tras de ella, mi distracción me aislo de los sucesos que se desarrollan en mi frente. ¡Qué idiota! —me dije a mí mismo—, y otra vez por mi ensimismamiento, ellos la alcanzaron y apresaron apuntándole con un revólver, calibre 9mm sí mi experiencia en Call of Duty no me fallaba. Su motivo me era desconocido pero estaba entre la espada y la pared.

¿Cumplir mi sueño de morir como un héroe por una extraña, no la perfecta extraña, o seguir siendo un espectador como lo hecho toda mi maldita vida?

Y por primera vez hice algo valiente y me abalance contra ellos, dándole suficiente tiempo para su escapatoria. ¿El resultado? Dos balazos en el muslo derecho y sólo un agradecimiento breve, fugaz pero enigmático. Aún así valió la pena. Al recordarlo:

—Gracias, espero algún día poder volver a verte, Joseph— Me dijo entrecortada.

Retorcido mundo, ¿Perfecta extraña o perfecto idiota sin memoria?

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