domingo, 9 de octubre de 2011

Destino, travieso e impredecible.

No sé como explicarlo, como expresarlo o siquiera por donde empezar a describir este particular fenómeno que esta tomando lugar en mis pensamientos. 

Hacen 2 años, más o menos, que este evento ha venido adquiriendo forma, arraigándose en las profundidades de mi mente. Tengo una pequeña teoría del inicio de este, ocurrió en una tarde de otoño mientras paseaba por acera de la avenida observaba como las hojas eran echadas tal cual como inquilinos insolventes por parte del árbol sin misericordia alguna, sólo es el curso de la naturaleza, y siempre esta imagen me traía aquellas memorias de cuando yo era echado de mi casa por ser "un inservible e incompetente," sin duda alguna ha sido lo mejor que ha salido de la boca de mis padres así que aviste un restaurante que por su fachada tan descuidada era inevitable enfocar su atención en otro local, el paso de los años ha dejado su marca por todo el lugar sin embargo todavía seguía de servicio así que decidí darle una oportunidad, ¿Por qué no?

El letrero ponía "Rabbit Heart," un nombre bastante curioso pero no afecto para nada mi decisión así que entre por aquel umbral desgastado. Las sillas eran toscas, las mesas difícilmente mantenían su postura, la barra llena de trastes sucios y el encargado no se preocupaban por disimular su poco interés por los clientes, sí es que alguna vez deambularon por esta triste y desolada atmósfera. Con una peculiar apatía él muchacho, que según mis cálculos debía rondar entre 17 y 21 años; me atendió y me dejo alcanzar el menú, y para su mayor tedio, yo sólo ordene un café sin azúcar, sin leche, sin crema, sólo un café bien fuerte y caliente para tranquilizar el regreso de mis recuerdos.
  
El café llego sin las usuales demoras, normalmente dirían que se debía a que no había clientela, pero tuve una corazonada de que ese café estaba destinado a ser tomado por mí y por nadie más, en medio de esta revelación ni me moleste en observar al muchacho o aunque sea agradecer su rapidez, sólo se fue y volvió a sus aposentos detrás de esa repulsiva barra. Me tome un tiempo para detallar esa diminuta taza, ¿Por qué? Porque nunca he sido de esas personas que tienden a padecer de corazonadas y esa basura en la que cree la gente actualmente, no obstante todo dejo de ser tan confuso y mi mano la agarro firmemente la llevo hacia mi boca y la deslizo apaciblemente hasta que cayó la última gota en mi lengua, después de eso retome la conciencia y la confusión volvió bruscamente, saque de mi billetera 20$, sin duda el café más caro que he pagado y ni idea de porque fui tan cordial con esa paga actuaba por inercia.

Sólo sé que al salir tambaleando de ese extraño lugar, el letrero había cambiado y ponía:
"Lion Heart

Desde ese momento todo ha cambiado súbitamente, y por más que intente encontrar aquel lugar no lo he podido volver a encontrar. Tal vez algunas cosas deben ser recuerdos borrosos para poder creer en ellas, eso es lo único que he podido concluir.