jueves, 15 de marzo de 2012

Pequeña molestia. Pt1: Origen

Las 12:00 pm señalaba el reloj. Había dormido aproximadamente cinco horas. Esta pequeña siesta post día laboral había sido la más larga en mucho tiempo, digamos unos ocho meses.  No fueron siquiera las mejores horas de descanso pero algo es siempre mejor que nada.

Toda esta complicación con mis ciclos circadianos surgió un día que me gusta llamar "El día que el desastre se enamoro de mi aburrida monotonía". No, el nombre lo formule hace unos pocos meses no fue una idea espontánea como se podría inferir. 
  
Haré una pequeña anamnesis, como en el caso paciente-doctor. Me levante temprano de mala gana como solía hacerlo y con un mal humor adjunto a ello. Me dormí mientras tomaba la ducha con agua tibia y me levanto el ruido seco que ocasiono al caer en el suelo la botella de mi shampoo preferido. Me vestí a regañadientes para fingir una sonrisa para que la corrupta sociedad no se antojase de fastidiar mi vida. Al llegar a mi trabajo eso tiende a cambiar un poco y entro en mi personalidad de perfeccionista, escrupuloso y maníaco a la vieja escuela, que me era realmente útil en el invariable papeleo que implicaba mi puesto. Era el contador de una pequeña empresa. Siempre decía que renunciaría a aquella pocilga, irónico fue mi despido ocasionado bajo una serie de inoportunos acontecimientos. 

Me concentraré en estos acontecimientos son la parte que engancha a las personas a mi historia, cruel, cómica o como usted quiera interpretarla. Realizando el agotador papeleo de las transacciones financieras escuche un ruido, no me importo y continué con mi faena. Este ruido se intensifico a medida que mí indiferencia a él crecía. Llegué al punto donde no podía soportarlo más y decidí emprender una exhaustiva exploración de su origen. 

No conocía de antemano la extensión de esto que decidió tomar lugar con determinación en mi alrededor. Siempre espera alguna persona que con afabilidad se tomará un momento para explicarlo. Pero no fue así, y nunca será así de simple.

Un pensamiento recurrente.

Vivo en un lugar donde la inseguridad impera, el miedo reemplaza la alegría, la codicia y el egoísmo crecen conforme las agujas del reloj realizan su movimiento cinético y la respuesta a todas estas premisas es sencilla y se resumen en: "Ya alguien se ocupará de resolver la problemática actual".

Y con esa actitud, lamentablemente, se conforma la mayoría de la población. Preferimos alimentar con nuestros temores a la entidad conocida por Gobierno, esta palabra no es más que un eufemismo para ocultar su enriquecimiento progresivo mediante los impuestos y los fondos públicos. 

Muchos que optan por voluntad propia seguir esta clase de vida son personas que han sufrido lavado cerebral a base de una miserable cantidad de dinero, de nuevo un eufemismo para un retazo de papel. Claro, suma suficiente para subsistir bajo un régimen alimenticio sin muchas sorpresas culinarias.

 La cuestión más importante de esta situación es aguantar, seguir hacia adelante con una actitud en pro del cambio y esperar que poco a poco seamos ejemplos a seguir de una persona y esta sea el ejemplo de otra para sintetizar un ciclo que tardaría en presentar resultados positivos pero su culminación debería arrojar satisfacciones para los participantes. Claro, todo es hipotético y nunca podría cumplirse así pero recuerden la ficción no es más que la verdad dentro de una mentira.